Ésta es la viñeta número 50 del libro "El Cura Hidalgo y sus Amigos" del excelente escritor y periodista Paco Ignacio Taibo II. Es un tema polémico que como siempre habrá quien esté a favor y habrá quien esté en contra.
¿Y por qué quieren tanto a Iturbide últimamente?
Recientemente, entre funcionarios públicos panistas, curas reaccionarios levemente ilustrados y sectores de la aristocracia regenerada, todos ellos sectores de la nueva nacoburguesía, está de moda hacerle sonrisitas al Agustín Cosme Damián de Iturbide, aunque resulte gestor de una independencia de "mentiritas", corrupto soldado combatiente de insurgentes y autor de una salida imperial para la naciente república.
Iturbide era un criollo que se sumó a las fuerzas realistas para combatir los intentos independentistas de Hidalgo y Morelos como voluntario dentro de las tropas territoriales. Hizo guerra de exterminio, arrasando pueblos, masacrando patriotas, encarcelando mujeres por el hecho de ser parientes de insurrectos.
En su época como coronel a cargo de las guarniciones del Bajío y jefe del ejército del norte se fusilaron centenares de guerrilleros insurgentes sin juicio alguno.
El 29 de Octubre de 1814, Iturbide pasó a la amplia historia de la ignominia realista al promulgar un bando según el cual daba setenta y dos horas para que las esposas e hijas de insurgentes se unieran a sus maridos, donde quiera que estos se hallaren, amenazando a las que no lo hicieran con la detención.
Como resultado de este bando más de un centenar de mujeres de Pénjamo, del rancho de Barajas y de otros puntos de Guanajuato fueron encarceladas durante cuatro años; varias murieron de enfermedades en las prisiones, otras fueron violadas por los soldados, algunas perdieron a sus hijos; tratadas como rehenes y bajo amenaza de ser diezmadas si sus parientes seguían combatiendo...
No solo era un caudillo represivo, también era un militar transa. En la medida en que como jefe militar de la zona controlaba la vigilancia armada de los convoyes, sistemáticamente acosados por las partidas insurgentes, iturbide se convirtió en comerciante con ventaja. Transportando el azogue que se necesitaba para el beneficio de la plata, hacía llegar a sus mulas antes que las de la competencia y lograba así los mejores precios. Se volvió monopolista del algodón y del grano, comprando a travéz de intermediarios cosechas que como jefe militar obligaba a vender so pretexto de que podrían caer en las manos de los insurgentes; detenía convoyes o los distraía para subir los precios de algún producto o provocar escasez. Y así, en paralelo a su correspondencia militar con el virrey, un río de cartas y notas firmadas por Iturbide y destinadas a sus agentes recorrió el Bajío, sugiriendo que se permitiera sembrar a los pueblos rebeldes para luego expropiarles la cosecha, pidiendo cuentas a un arriero, moviendo a sus emisarios para que el azogue llegara a Guanajuato antes que el de otros, vendiendo arrobas de chile a precio de inflación que él mismo provocaba, comerciando en algodón comprado a precio obligado para que los insurgentes no se "lo llevaran", organizando providencias para evacuar maíz...
Estas actividades provocaron la protesta de algunas de las casas comerciales más conservadoras de la region, entre ellas las del conde de Rull y las de Alamán, lo que provocó que el virrey llamara a Iturbide a juicio en Abril de 1816, y aunque luego lo exonerara con el argumento de que como no era militar regular podía comerciar, lo dejó sin mando de tropas hasta años más tarde.
En 1821, Iturbide propuso como salida al vacío de poder una independencia monárquica en la que el trono de México se ofrecería a un Borbón español, en la que los contenidos sociales del ideario de Morelos estaban ausentes. En suma, proponía el olvido de once años de guerra civil.
Y cuando el Plan de Iguala se convirtió en gobierno independiente, el primer gobierno emanado de él se constituyó con militares realistas, miembros de la alta jerarquía católica y gachupines ricos.
El movimiento independentista había quedado secuestrado. Iturbide, el gran consumador de la independencia, era el gatopardo nacional, quien proponía que todo cambiara para que todo siguiera igual, que incluso había elegido la independencia como un mal menor ante la nueva promulgación de la Constitución liberal española. Y la salida fue un imperio con Congreso primero, sin Congreso al fin, en cuanto Iturbide pudo librarse de él y disolverlo, encarcelando a varios diputados.
Las modas van, las modas vuelven, durante ciento cincuenta años la mochería conservadora ha venido proponiendo la restitución de Agustín I en el santoral laico nacional como artífice de la Independencia de México, al que le debemos la bandera y una salida sensata para el embrollo que la independencia significaba, donde había mucha plebe resentida ansiosa de reparación de agravios.
Los agraviados y sus herederos seguimos pensando que Iturbide no era de los nuestros.
Y que mejor vaya y chingue a su madre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Una basura de articulo en el cual omiten citar fuentes historicas confiables y no solo demeritan la obra del libertador, el verdadero padre de la patria. Si lo mandan al chingar a su madre e Iturbide es el padre de la patria entonces abras escupdio al cielo y te mentanste la madre a ti mismo.
ResponderEliminarCheca el Libro de "Disidencia y Disidentes en la historia de México", ahí habla mucho de las masacres de Iturbide a pueblos enteros donde poco o nada le importaba si había o no Niños involucrados. Fue un mercenario que a traición mandaba matar con la excusa de que si no obedecían sus actos actuaría con el ejército trigarante.
EliminarBasura tú y la gente que trata de engrandecer un oportunista mercenario que murió justo como la rata que era.