viernes, 26 de noviembre de 2010

Llorad, Corazón...Llorad...

     Se sabe que don Pedro Moreno al saber que su amada esposa Rita estaba en prisión pasando cada desgracia, no pudo contener las lágrimas..."...alguna vez se vió llorar a Moreno..." diría el dr.Agustín Rivera.

     En su biografía novelada sobre el insurgente, don Mariano Azuela, nos narra que doña Rita resuelve quedarse hasta el final al lado de su marido y al hacérselo saber, éste no puede contener derramar dos lágrimas "que ruedan por sus mejillas tostadas". Y que el escribano del fuerte, un tal Alfonso Escobedo "curioso y mitotero como cualquier mujerzuela, corre luego al escritorio, corta una pluma nueva y con letra redonda y muy negra, escribe:

     Y vi también a don Pedro
llorar por una mujer.

     Llorad corazón, llorad
llorad si tenéis por qué;
que no es afrenta en un hombre
llorar por una mujer...

     Sin embargo no es sino más adelante en la novela, que don Mariano Azuela expone completo el poema, cuando por fin "un aguacero torrencial" hace renacer las esperanzas de vida en los sitiados.

     No me queda claro en que momento exacto es cuando a don Pedro se le ve llorar, o si fue en varias ocasiones. Lo cierto es que como halla sido, esto nos demuestra que nuestros héroes patrios eran tan humanos como cualquier otro...llenos de virtudes...llenos de defectos...que también reían...también tenían miedo...también lloraban...

     Alguna vez pensé en ponerle música a este poema, pero pasó que el día que subí al Fuerte del Sombrero, un grupo de músicos, la cantó...fue algo muy emocionante para mi escucharla.

     La verdad es que no he investigado mucho al respecto sobre esta canción-romance...y no se si quiero hacerlo, no se cuando fue escrita, ni por quien, ni donde...no se si estos músicos le hayan puesto la música o si así fue concebida desde un pricipio...es más, no se siquiera el verdadero nombre de esta pieza...y no quiero investigar (aunque un día se que acabaré por hacerlo) porque así como la conocí me hace imaginar, pensar y recordar tantas cosas que me agradan....

     Hoy se las presento en un video  grabado por mi ese día ahí, en el mismísimo Fuerte del Sombrero...la resolución es muy mala, eso lo sé, pues fue grabado conun celular no muy adecuado, en la parte de abajo he puesto la letra de la misma...



Llorad corazón, llorad
llorad si tenéis porqué
que no es afrenta en un hombre
llorar por una mujer...

Y vi también  a don Pedro
llorar por una mujer
....¿?...
....¿?....

Llora don Pedro Moreno
y llora su capellán,
lloran todos los que están
en el Fuerte del Sombrero...

En fin, por lo que yo infiero,
lo hace la necesidad
pues el agua se acabó ya,
y no hay remedio en lo humano...

Llora don Tomás Rodríguez,
llora todo americano
al ver el fuego graneado
que daban los gachupines...

Llora don Manuel Rodríguez,
y don Juan de Dios Delgado,
por que se mueren de sed
y yo sin saber porqué...

Metido en gran confusión,
le digo a mi corazón:
llorad corazón, llorad
llorad si tenéis porqué...

Llora don Encarnación
con el capitán Reinaldo,
en el puerto colorado
cuidando la prevención...

Llorad corazón, llorad
llorad, si tenéis porqué
que no es afrenta en un hombre
llorar por una mujer...

Don Ubaldo en la ocasión
en una cueva se esconde,
llora Pío siendo tan hombre
y le dice a su corneta:
Cuidemos ésta galleta....

Llorad corazón, llorad
llorad, si tenéis porqué
que no es afrenta en un hombre
llorar por una mujer...

En fin, llora el señor Mina,
y también llora el inglés,
llora el moro y el francés,
también Soto la Marina...

Llorad, corazón....llorad...

miércoles, 17 de noviembre de 2010

La Cabeza de Pedro Moreno llega a León para ser Enviada a Lagos

     Señor Teniente Coronel don Francisco Falla.


     De orden verbal del señor Brigadier don Pedro Celestino Negrete, remito a Vos la cabeza del rebelde Moreno, para que en primera ocasión la dirija al Comandante de Lagos para que la ponga donde le parezca conveniente y sirva de escarmiento a los rebeldes que siguen su partido.

     Dios guarde a Vos muchos años.
     Silao, noviembre 17 de 1817.

José Mariano Reynoso

Monumento a Don Pedro Moreno allá en la Rotonda de los Ilustres Jaliciences en Guadalajara Jal.




Imagen de Sergio A. Cárdenas

viernes, 12 de noviembre de 2010

Muerte de Martín Xavier Mina Larrea

     A lo lejos, en un bosquecillo cercano a El Venadito, Don Pascual Moreno y sus acompañantes escuchan y saben lo que está sucediendo, pero no es hasta en la noche, que todo vuelve a la calma y que saben que Orrantia a dejado la Tlachiquera, que se acercan a la cañada donde encuentran y dan sepultura en la capilla de la misma hacienda,  al tronco abandonado de don Pedro Moreno.

Monumento a Pedro Moreno en Comanja de Corona, Jal.



     Xavier Mina es trasladado a Silao donde se le ponen cadenas y así es llevado a Irapuato, donde por algún temor a que los rebeldes intentaran rescatarlo, es llevado al cuartel de Pascual de Liñán, frente del punto de Tepeaca en el Fuerte de los Remedios y su custodia es encargada al Regimiento de Navarra. Ahí es interrogado con el propósito de lograr importante información, pero Mina no suelta ninguna y declara que lo único que sentía es no haber desembarcado un año antes, época en que sus servicios hubieran sido más útiles que entonces...


     La noticia de la captura de Xavier Mina llega a la capital,  hace pensar que es el fin de la guerra, y el virrey despacha correos a todos los puntos del reino, donde se celebra con salvas, iluminaciones, se canta el Tedeum. Existe la posibilidad de que Mina sea trasladado a la Metropoli, pero el  no quiere ningún tipo de riesgo ante la posibilidad de que se le pueda fugar y manda, con cierto enojo, la orden a Liñán para que le quite la vida de inmediato.


EL FUSILAMIENTO DE XAVIER MINA.




Aquí hago un pequeño paréntesis, pues el siguiente texto son fragmentos de un extraordinario reportaje especial que se publicó el día 7 de Noviembre de este año en el periódico Diario de Navarra, allá en la Madre Patria, escrito por Don Manuel Ortuño Martínez, "Voz" más que autorizada en el tema, y del cual  me siento muy honrado de haber participado con mis humildes y sencillas imagenes del Fuerte del Sombrero.

Para poder leer el artículo completo da click en estas dos imagenes y aprovecha el zoom







     " Emociona leer: (refiriendose don Manuel a la crónica de un soldado oficial realista de nombre Andrés Terrés y Masaguer) que al llegar Mina al campamento "almorzó en mi tienda unos huevos revueltos con tomate, hechos por la mujer de mi guardaparque". Algunos detalles de estas notas están llenos de patetismo, como saber que el mariscal Liñán había mandado hacer una cadena con un collar que decía "Yo soy Mina", con la intención de encadenarle a un cañón mientras durara su encierro, pero que al verlo llegar ordenó de inmediato destruir la cadena y sin querer enfrentarse a él, decidió que se alojara en la tienda de un oficial.


La Última Carta a su Padre.


     Cuando en la mañana del día 11 de Noviembre llegó la confirmación de la orden del virrey de que se le fusilara de inmediato, Liñán fue incapaz de comunicárselo y encargó esta gestión al coronel Juan Orbegozo. Y añade: "Mina recibió la noticia con resignación, pidiendo que le diesen para confesar al capellán del Regimiento de Zaragoza y que los cazadores del mismo cuerpole hiciesen fuego para rematarlo". Continúa: "Pidió enseguida papel y tintero. Todo le fue concedido, y con una imperturbable calma escribió a su padre la siguiente carta:


" En la cumbre del Cerro del Bellaco, a las 12 de día 11 de Noviembre de 1817. En el reino de N.E. venerable padre mío:


     Dentro de tres horas estaré en el mundo de la verdad: este es el tiempo que se me da para disponerme a morir cristianamente en manos de los soldados subordinados de Fernando, después de haber trabajado lo que toda la nación sabe para rescatarle la corona que en Bayona dejó a disposición de Napoleón Bonaparte: Padre mío no se olvide Vd de mí, y de que ésta será la última pesadumbre que le dará su hijo que lo ama.


Xavier Mina




     Cerró su carta y la entregó a su confesor para que la remitiese a su padre con un pañuelo blanco empapado con sus últimas lágrimas".


Detalles de la Ejecución.


     "Dadas las tres de la tarde, la guardia tomó las armas y se le avisó que ya era la hora de marchar para el patíbulo; tomó el St° Cristo con una mano y agarrándose con la otra del brazo de su confesor le dijo: "Paisano, al mal paso darle prisa" y emprendió la marcha exhortándose él mismo con mucha serenidad. Cuando se le dijo que se hincase para recibir la muerte, pidió permiso para despedirse de la tropa que estaba en las columnas que formaban el cuadro, las exhortó al cumplimiento de sus deberes y al hincarse se tapó la cara con sus manos y encargó a los soldados que tenían las armas preparadas para hacerle la descarga que no le hiciesen penar y apuntasen bien; así sucedió y cayó en el suelo sin vida, sentido con dolor de cuantos tuvimos el pesar de conocerle en tan angustiada situación, y se le dió sepultura en el mismo lugar que cayó muerto, pero después de algunos años de la emancipación de Nueva España fueron exhumados sus restos y conducidos a la Iglesia-Catedral de México".


El Cura y el Cirujano.


     El historiador e insurgente Carlos María Bustamante, en su Cuadro Histórico de la Revolución Mexicana, contemporáneo y cronista de los mismos hechos, también insistió en la existencia de un sacerdote: el presbítero don Lucas Sáinz, capellán del primero de Zaragoza, "quién certificó que había muerto con tranqulidad, protestando la fe de sus padres y lisonjeándose de hacerlo en el seno de la iglesia católica".
     El parte firmado por don Manuel Falcón, cirujano del primer batallón Americano, dice exactamente:
     "Certifico que hoy día de la fecha, a las seis de la tarde, se me ha llamado para reconocer el cadáver del traidor Javier Mina , el que llevaba dos horas de fusilado, reconocido, encontré una herida grande en la cabeza, en el hueso occipital, quedando el dicho hueso completamente fracturado, pues las balas causantes de la citada fractura alieron por la boca, padeciendo ambas mandíbulas; otra herida en las espaldas causada por la misma arma hasta perforarle el pecho, cuyas heridas son físicamente mortales , como se verificó en dicho cadáver. Esta es la verdad, la que doy en el crestón del Bellaco, a once de Noviembre de 1817." Era una exigencia de confirmación solicitada por el virrey Apodaca y que el cirujano cumplió con exagerada profesionalidad.


La Carta de Liñán.


     Una carta del mariscal Pascual de Liñán al virrey expresa cierto patetismo final cargado de ambigüedad: "Mina solo sintió se le diese la muerte de un traidor....de donde se deja conocer que su extravío fue más bien  el efecto de una imaginación acalorada, que de perversidad de su corazón". Se dice que no quería fusilarlo, pero que tuvo que ceder ante la terca insistencia del virrey.
     Quizás recordara Liñán que tres años antes, en el verano de 1814, Mina había sido el elegido por el ministro Lardizábal para mandar la expedición que finalmente le correspondió a él encabezar. Mina, según consta en su proclama de Soto la Marina (1817), escribió: "Ya no se pensaba sino en la subyugación de las provincias de ultramar y el ministro don Manuel de Lardizábal, no conociendo los sentimientos de mi corazón, me propuso el mando de una división contra México, como si la causa que defienden los americanos fuese distinta de la que exaltó a la gloria al pueblo español, como si mis principios me asemejaran  a los egoístas que para oprobio nuestro son enviados a desolar la Ámerica, como si fuese nuevo el derecho que tiene el oprimido para resistir al opresor y como si estuviese calculado para verdugo de un pueblo inocente quien lamenta las cadenas que abruman a sus conciudadanos."


Disparos al aire en honor a los defensores del Fuerte del Sombrero, al fondo Cerro La Mesa de las Tablas.


Un Agradecimiento y un saludo muy especial al Sr. Don Manuel Ortuño Martínez allá en Madrid y al Jefe de la Sección de Cierre de Diario de Navarra Don Germán Ulzurrun allá en  Pamplona- Navarra, España.