Sierra de Comanja
Todavía en ese momento no sabíamos por que el autobús iba hasta el tope ya que por lo regular siempre pasan medio llenos, y fue hasta que el chofer nos explicó que todo mundo iba a la fiesta en San José del Tanque. Las muchachas muy arregladitas, muy "monas", muy "turrun tun tun" diría Don Juan Barrios mi suegro y los hombres igual, también muy estrenados en todo su atuendo vaquero.
Pasaron unos cuantos minutos y una gran cantidad de curvas, cuando hizo su primera parada el autobús en la entrada de Comanja, y en lo que bajaba y subía gente, nosotros aprovechamos para contemplar, aunque fuera por un par de minutos, la gran Barranca de Barbosa.
Barranca de Barbosa
Y mi mente comenzó a recordar lo leído y a imaginar lo que hace casi docientos años pasó en este lugar. Imaginaba hasta casi poder ver las tropas del realista Mariscal de Campo Pascual Sebastián de Liñán y Dolz de Espejo cerrando el cerco que daba por iniciado el sitio al Fuerte del Sombrero. Mina, Borja y "El Pachón" bajando de él, solos a pie, por ésta barranca evadiendo a los centinelas "que no los sintieron" llevándose la esperanza de poder regresar con algo de víveres, municiones y sobretodo de agua para los infortunados sitiados. Sin embargo, sus intentos fueron inútiles y mandó dar la orden a su coronel Young para que se evacuara el Fuerte.
Vista de la parte Sur del Fuerte del Sombrero desde la carretera
El Fuerte del Sombrero
Miré hacia el Fuerte y de solo ver lo empinado del cerro, imaginé la angustia de los sitiados (que gran parte eran mujeres y niños), al saber que descolgarse por esta barranca era la única chance de sobrevivir.
Imaginé la desesperación de los heridos y enfermos que había en el rústico hospital, al saber que serían abandonados a su suerte, que a decir verdad, por muy buena que fuera, ya sabían que lo que les esperaba no era nada bueno ...Recordé, en pocas palabras, lo que escribiera al respecto Don Agustín Rivera...
..."A las once de la noche del 19 (de Agosto de 1817), se dió la orden de marcha: los heridos y enfermos que quedaban abandonados y estaban seguros de la suerte horrible que les esperaba, pedían a gritos a sus compañeros que les quitasen la vida, o se tapaban el rostro con las manos para no verlos partir. Moreno y Davis, a la cabeza de un puñado de valientes, salieron del Fuerte y comenzaron a bajar por la Barranca de Barbosa, a favor de la oscuridad y de la lluvia; delante de ellos iba la multitud de mujeres y niños, entre ellas doña Rita, con sus hijos." Y prosigue: "...algunos niños comenzaron a gritar, los centinelas dieron el "¿quién vive?", no repondieron los que rompían el sitio; los sitiadores, por medio de cohetes de luz, conocieron lo que pasaba; la alarma se comunicó instantáneamente a todo el ejército sitiador, y todos acudieron al lugar a donde los llamaban los cohetes de luz, según previo convenio. Comenzó la fusilería, los cañonazos y la carnicería en medio de la oscuridad, los alaridos de las mujeres, los gritos de los niños, la vocería de triunfo de los vencedores, los ayes de los moribundos y el ruido de la lluvia. Todo fue confusión: unos trataron de pasar al otro lado de la Barranca de Barbosa; otros se volvieron al Fuerte, entre ellos doña Rita, con sus niños; otros corrieron sin tino para diversas partes, y otros, en fin, quedaron tendidos en el campo. No dejarían de entretenerse los realistas al encontrarse con tantas mujeres en la parte norte de la barranca, y a las que lo más no se animarían a matar, y de hallarse estorbados entre ellas, mientras que muchos varones, que iban a caballo, se escaparon por la parte sur de la barranca mencionada. Por ella se fue Moreno. Más la caballería de Don Anastasio Bustamante y de Villaseñor los persiguió por dicha barranca y por los montes y barrancas de los alrededores, y mató a muchos a lanzazos y con la espada, no habiendo quedado más que Moreno, Davis y como 50 soldados, que se salvaron a favor de la oscuridad de la noche, de la niebla de las primeras horas de la mañana, de su conocimiento del terreno y de sus buenos caballos..."
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el cambio brusco del paisaje, estábamos llegando a lo que se conoce como El Vergel de la Sierra. El clima se vuelve super fresco y la vegetación se convierte en un verdadero homenaje a la naturaleza. Y aunque todavía no llegan los aguaceros de Mayo, aquí todo sigue húmedo y verde, aquí todo es verde, aquí siempre es verde.
La siguiente parada fue en el cruce de la carretera que va hacia Ibarra y Ocampo y aquí fue, donde ahora sí ya no cabía ni un alfiler en el autobús. Seguimos el camino, "arrieros somos y en el camino andamos" dicen por ahí. La Nena con su corta edad no dejaba de admirarse por el paisaje, admiración que crecía cada que a éste se le iban agregando más elementos como: caballos, vacas, chivos y ovejas pastando tranquilamente.
Al cabo de un rato y saliendo de lo que es la parte trasera de la Mesa de Los Borregos, llegamos a un lugar, que en lo personal, es un símbolo de mis años de prepa y por consiguiente de mi vida: Panales.
Fue tanta la emoción de volver a ver éste bello lugar, que se me estaba olvidando sacar la foto, y cuando la tomé se me atravesó un árbol, por lo que tuve que auxiliarme de un editor para rescatar un poco la foto y bajar una del Internet. Espero que no me vuelva a pasar.
Panales se encuentra en lo profundo de una honda y estrecha barranca, por en medio corre un río que va, en algunos tramos, sobre piso de pura roca. Y las formaciones de roca que se observan en la foto, son de una considerable altura y son las que le dan el nombre al lugar, ya que se cree que tienen la forma de panales de abeja. Es un excelente lugar para acampar, explorar y practicar algún deporte extremo, como la escalada o el rapel por ejemplo.
Hace algunos años, el Israel, el Hermes, el Barrón y yo, aprovechábamos cualquier oportunidad para venir aquí a este lugar, la mayoría de las veces sin planearlo, si era que nos íbamos a quedar a pasar la noche, sólo corríamos por los sleeping o casa de campaña a la casa del Hermes o Israel y así, con la ropa que llevábamos puesta, algunas latas de atún y algo de agua nos lanzábamos a la aventura.
Panales se convirtió en un santuario para nosotros, pues este lugar nos enseño de manera práctica tantas cosas, entre ellas a respetar sus condiciones y el peligro. Nos enseño lo que puedes y lo que no puedes hacer, lo que debes y no debes hacer, nos enseño a conocernos a nosotros mismos.
Y mientras el autobús avanzaba, la sensación de que cada una de esas rocas me observaba, como reconociéndome e invitándome a volver, no me la pude quitar en un buen rato. Ya habrá tiempo, me consolé.
Entrada a San José del Tanque
Vimos pasar otra entrada a Ibarra y Ocampo, el clima y el paisaje comenzaron a cambiar conforme bajábamos de la parte alta de la sierra. El aire se volvió más cálido y los campos se fueron transformando en grandes llanos dorados. De pronto se escucho el trueno de varios cohetes seguidos y el autobús fue bajando su velocidad hasta detenerse. Habíamos llegado a San José del Tanque. Y efectivamente, el autobús se quedó casi vacío. Nos hubiera gustado quedarnos a la fiesta, pero como no íbamo$ preparado$, tuvimos que seguir nuestro camino, pero con la promesa de que para el próximo año, el primero de Mayo, estaremos muy presentes. Todos a la fiesta el próximo año
Habíamos llegado a la mitad de nuestro camino, y seguiríamos atravesando grandes paisajes y sobretodo grandes llanos. Vimos pasar la entrada a otra gran historia como la tiene Nuevo Valle de Moreno y después nos encontramos con otro tramo de sierra de la cual desconozco su nombre, para luego caer a los territorios cercanos a San Juan de Llanos, donde casi lograba ver a Don Pedro Moreno y Xavier Mina haciendo pedazos a las tropas realistas de Ordóñez y Castañón quienes acabaron pagando con su sangre la vida que le arrebataron a tantos insurgentes, entre ellos al hermano e hijo de Don Pedro Moreno: Don Juan de Dios Moreno y Don Luis Moreno Perez de solo 15 años de edad.
Y por fin llegamos a San Felipe Torres Mochas. San Felipe, es otro presidio o pueblo que se fundó con la idea de resguardar el "Camino de la Plata", aquél que iba de Zacatecas a la capital de la Nueva España, que por nombre verdadero llevaba el de Camino Real de Tierra Adentro, esto por allá del año 1562 por orden del virrey Don Luis de Velasco. Y pronto, al año siguiente, el rey Felipe II le concede el titulo de villa. Y en 1892 le dan el rango de ciudad, pero con el nombre de Ciudad Manuel González, y luego para el 24 de Diciembre de 1939 le vuelven a cambiar el nombre por el de Ciudad Doctor Hernández Álvarez. Pero la verdad es que al San Felipe Antiguo, nunca se le dejó de llamar San Felipe y que era bien conocido su sobrenombre de Torres Mochas, y si bien dicen que la costumbre se vuelve tradición y la tradición se vuelve ley, el 24 de Diciembre de 1948 se le devuelve su nombre original: San Felipe Torres Mochas.
Llegamos caminando desde la central de autobuses al jardín principal, y la Fabiola concentró su atención en encontrar las famosas "torres mochas" de la parroquia, para lo cual tuve que explicarle que lo de "torres mochas" es solo un mote, ya que la parroquia la terminaron de construir allá por el año de 1644 y que según la página oficial de San Felipe Torres Mochas explica: "...al parecer, de acuerdo a los planos originales no se tenía contemplado el terminado de su torre por lo que al dejarla inconclusa dio pie al mote con el que se conoce en diversas latitudes como “TORRES MOCHAS”. Se tiene conocimiento que los dos últimos cuerpos de las torres y la fachada actual; fue edificada del 1º de Mayo de 1878 terminándola el 31 de enero de 1884...". Así que desde ese año la parroquia se ve completita.
Cuando llegamos a la puerta de la parroquia, una felíz quinceañera salía con sus mejores galas, por lo que encontramos a la iglesia en todo su esplendor por dentro. Todas las luces prendidas que la hacían lucir espectacular.
Al entrar hacia el costado izquierdo, dimos con lo que la misma parroquia llama" la obra humana más antigua de la ciudad y su reliquia mas valiosa":
El Señor de la Conquista.
Y el cual tiene una historia dramática, que puedes leer de manera resumida, dentro de la misma iglesia.
La parroquia de San Felipe perteneció a la provincia franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacán.
Recién erigido éste curato, su primer párroco Fray Francisco Doncel, se propuso traer al santo Cristo de la Conquista.
La escultura la hizo el año de 1570 por orden de Don Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán, el artífice barcelonés Matías de la Cerda.
Cuando la imgen fue terminada se encomendó a los frailes Francisco Doncel y Pedro de Burgos traerla hasta San Felipe, lugar donde sería venerado. En el camino son atacados por indios Chichimecas de pluma en lo hondo del arroyo de Chamacuero, hoy Comonfort.
El padre Doncel exhaló el último suspiro abrazado de la santa imagen, la cual quedo teñida con su sangre.
Salimos de la parroquia, y nos encontramos con que la quinceañera llevaba ya como cuatro vueltas al jardín principal encima de de un auto lujoso. Pregunté a dos tres gentes que descansaban bajo las sombras de los árboles del jardín, sobre la ubicación de la casa del cura Hidalgo y ninguno me supo decir, lo triste es que parecía como si nunca hubieran oído hablar de ella. Nos metimos a comer a un restaurante-bar que queda en los portales de enfrente del templo (se me olvidó el nombre, pero igual queda muy recomendado), y aproveché para preguntar, una vez más por la ubicación de la casa del cura Hidalgo, y aquí, el encargado del lugar y un cliente me dieron sin titubear razón de ella: La Francia Chiquita. Además, muy amable el cliente me completó la información contándome que el cura Hidalgo llegó a San Felipe a la edad de 39 años, pues el llegaría a tomar funciones en la parroquia el 23 de Enero de 1793 y en Mayo próximo cumpliría los 40. Y que el monumento que se encuentra en la plaza principal es la única que nos dice el lugar exacto de su nacimiento: San Vicente. (dar click en las imagenes para ampliar)
Yo siempre habría creído que Don Miguel Hidalgo había nacido en la Hacienda de San Diego Corralejo, pero ya investigando un poco me di cuenta que Don Cristóbal Hidalgo y Costilla, padre de Don Miguel, era el administrador de la hacienda de san Diego Corralejo, conoce y se casa con Doña Ana Gallaga hija de Don Antonio Gallaga quien era el arrendatario del rancho San Vicente perteneciente a ésta hacienda, por lo que es muy probable que Doña Ana estuviese al cuidado de una matrona o comadrona conocida o de la confianza de su familia.
Nos dirigimos a la Francia Chiquita.
Cuando todo parecía miel sobre hojuelas en la vida de Don Miguel Hidalgo, de pronto todo cambió. De llegar a ser el Rector del Colegio de San Nicolás, de ser una persona reconocida en todos los círculos sociales, se le ordena que renuncie a todos sus cargos y se haga cargo del curato de Colima, y casi un año después se le manda al curato de la Villa de San Felipe a seguir con su "exilio interno". Debió de ser un golpe duro para su ego, pero al final muy provechoso para él y sus feligreses.
Villa de San Felipe, 24 de Enero de 1793
Desde este día que tomó posesión de este curato, en propiedad, el señor bachiller, don Miguel Hidalgo y Costilla, corren de su cuenta las siguientes partidas de este libro (de matrimonios); y para que conste, lo firmó a mano (...)
Desde este día corre este libro (de bautismos) de cuenta y orden del señor bachiller, don Miguel Hidalgo y Costilla, cura por su majestad de esta dicha villa, vicario y juez eclesiástico de ella y de su partido por el ilustrísimo y reverendísimo señor obispo de la santa iglesia catedral de la ciudad de Valladolid, provincia del obispado de Michoacán, del consejo de su majestad católica.
La Francia Chiquita
La vida del campo le es saludable en cuerpo y alma a don Miguel. Introduce mejoras en las industrias de los indios del lugar, crea un grupo de teatro de aficionados en donde le "echa el ojo" a una jovencita del lugar de nombre Josefa Quintana con quien se dice tuvo dos hijos. Traduce y pone en escena El Tartufo de Moliere. Aprende labores del campo, sigue estudiando letras. Y sobre su casa, Maite Hernández nos cuenta:
"...Su casa es lugar de encuentro de músicos, juegos y fandango: organiza una orquesta asalariada, cuyos oficiales son sus comensales y los trata como si fueran de su familia. Organiza tertulias, días de campo, y también mesas de juego. Lo más sorprendente en el pueblo es la traducción y representación de obras de teatro de Moliere y Racine, por lo que su casa se gana el mote de "Pequeña Francia"..."
Para mi mala fortuna, la Francia Chiquita sigue cerrada a causa de los trabajos de remodelación que se están llevando a cabo dentro de ella, y me tuve que conformar con mirar a través de la cerradura. Lo bueno de esto es que es un buen pretexto para regresar a San Felipe, el tiempo no nos alcanzó para mirar más allá de la plaza principal, así que el regreso está garantizado.
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