No se si sean las más duras o las más blandas de mis ideas las que chocan como intimidantes olas en la firmeza de tu alma...
Pero siempre pasa que yo, según legendaria tormenta, en tu valentía me disipo, me derroto en tu sonrisa, me aniquilo en tu cobijo...
Y como ola, siempre tan ancha, así grande como mi ego, te amo con toda furia sólo para reventarme una y otra vez en las líneas curvas de la playa que figuran tu cuerpo...