Un caso de amor y pasión: Don Diego y Beatríz
"Frisaba el año de 1635, cuando el señor Clérigo Presbítero, Bachiller don Diego ortiz de Vidaurri, fue nombrado Comisario del Santo Oficio en la Villa de los Lagos y su jurisdicción, al mismo tiempo que era propietario de la Hacienda de Moya, de fértiles tierras, distante unas dos leguas al oriente de la Villa, por lo cual alternaba sus ocupaciones de Clérigo y Comisionado de la Santa Inquisición, con los menesteres y actividades del campo.
Hacia el año de 1620, en la misma Villa de los Lagos, había visto la primera luz, la protagonista principal de esta historia y proceso, Beatríz De Padilla, morisca libre, hija de un hidalgo español Don Lorenzo de Padilla y Bracamonte, residente y gente muy principal de la ciudad de Guadalaxara y de una mulata esclava: Cecilia De Alvarado, curiosamente nacida en la ciudad de México, nada menos que en la casa del virrey Don Luis de Velasco, que quien sabe porqué circunstancias, vino a dar a estas regiones.
Beatríz De Padilla, la morisca de Los Lagos, tenía una belleza excepcional, que despertó admiración, y pasiones masculinas desde su adolecencia. Y tenía muy clara conciencia del linaje y alta posición social de su Padre. Su madre era esclava propiedad del Licenciado Francisco Pérez Rubín, Cura beneficiado de la Parroquia de los Lagos, quien posteriormente le concedió la libertad por gracia a su dicha esclava.
Beatríz, fue pronto víctima sexual de un hermano del señor cura Pérez Rubín y a continuación, vino lo inusitado, que consistió en haber despertado la pasión de don Diego Ortiz de Vidaurri, quien se la llevó a vivir a su Hacienda de Moya, tomándola como amasia formal y dándole trato de "dueño y señora", al grado tal de que a los parientes consanguíneos de don Diego, se les daba y concedía bienes y beneficios, a la libre voluntad de Beatríz. Ella y don Diego procrearon dos hijos.
Los parientes de Don Diego, no daban crédito a la situación, a la vez que veían con gran enojo a Beatríz, pues evidentemente suponían que los bienes que iban a constituir el muy considerable caudal de la herencia del señor Comisario de la Santa Inquisición, inclusive la Hacienda de Moya, podían ir a parar a manos de su amasia y de sus hijos; por lo cual, le crearon la fama de "HECHICERA", ya que manifestaban, que no era posible que la hija de una esclava, aunque morisca hija de español prominente, pudiera haber capturado en sus redes de amor a tan importante y señalado personaje, sino por arte de embrujo, magia o hechizos.
En América, se llamaba "morisco", al hijo de mulata y europeo, contrariamente a la connotación utilizada en España, en donde morisco, se refiere a los moros que se quedaron en la península después de la expulsión.
imagen tomada de northshorebiology101.wordpress.com |
El señor Comisario don Diego Ortiz de Vidaurri, finalmente falleció, por lo que pasado el tiempo, sus parientes consanguíneos, aprovecharon para acusar ante la Santa Inquisición a la morisca libre, de haber "vivido en mala amistad" con el difunto clérigo presbítero, mediante hechizos, quien en vida amaba tanto a Beatríz, que le daba trato de "dueña y señora". Para esto, al quedar Beatríz prácticamente "viuda" y desamparada, fue de nuevo cortejada y aceptóa otro prominente también de nombre Diego, como su nuevo amasio, el Capitán don Diego de las Mariñas, quien la llevó consigo a vivir a Nochistlán, Jurisdicción de Xuchipila, en el mismo Reino de Nueva Galicia, en donde era el Alcalde Mayor y había sido previamente Alcalde Ordinario de Lagos.
A raíz de la lectura del Edicto General de la Fee, que en Lagos se dió el mes de Abril de 1650, incitado por parte de la Iglesia y la Santa Inquisición, a que se denunciara a quienes hubieran cometido delitos en contra de "Nuestra Santa Religión Catholica", bien se aprovechó para denunciar tanto a Beatríz De Padilla como a una tal María Alonso, como brujas y hechiceras.
De inmediato, se abrió formalmente proceso en contra de Beatríz. En el proceso, declaró diciendo que había sufrido el acoso de muchos señores principales y distinguidos de la localidad y que "apenas podría resistírseles" y con tal motivo después de su aprehensión y el embargo de sus bienes, fue remitida hasta la ciudad de México a la famosa "esquina chata". En el proceso, al preguntársele si tenía amuletos, les contestó festivamente, que el buleto (amuleto) lo tenía en medio de las piernas.
En la cárcel del Santo Oficio, permaneció presa más de 4 años, hasta que finalmente, se le dictó sentencia absolutoria, se condenó a "María Negra Esclava" a sufrir "duzientos azotes" por una serie de calumnias que había cometido, que en parte dieron origen al proceso...."
Proceso a Beatríz de Padilla y Alvarado |
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