Monumento a Pedro Moreno en Comanja de Corona, Jal. |
Xavier Mina es trasladado a Silao donde se le ponen cadenas y así es llevado a Irapuato, donde por algún temor a que los rebeldes intentaran rescatarlo, es llevado al cuartel de Pascual de Liñán, frente del punto de Tepeaca en el Fuerte de los Remedios y su custodia es encargada al Regimiento de Navarra. Ahí es interrogado con el propósito de lograr importante información, pero Mina no suelta ninguna y declara que lo único que sentía es no haber desembarcado un año antes, época en que sus servicios hubieran sido más útiles que entonces...
La noticia de la captura de Xavier Mina llega a la capital, hace pensar que es el fin de la guerra, y el virrey despacha correos a todos los puntos del reino, donde se celebra con salvas, iluminaciones, se canta el Tedeum. Existe la posibilidad de que Mina sea trasladado a la Metropoli, pero el no quiere ningún tipo de riesgo ante la posibilidad de que se le pueda fugar y manda, con cierto enojo, la orden a Liñán para que le quite la vida de inmediato.
EL FUSILAMIENTO DE XAVIER MINA.
Aquí hago un pequeño paréntesis, pues el siguiente texto son fragmentos de un extraordinario reportaje especial que se publicó el día 7 de Noviembre de este año en el periódico Diario de Navarra, allá en la Madre Patria, escrito por Don Manuel Ortuño Martínez, "Voz" más que autorizada en el tema, y del cual me siento muy honrado de haber participado con mis humildes y sencillas imagenes del Fuerte del Sombrero.
Para poder leer el artículo completo da click en estas dos imagenes y aprovecha el zoom
" Emociona leer: (refiriendose don Manuel a la crónica de un soldado oficial realista de nombre Andrés Terrés y Masaguer) que al llegar Mina al campamento "almorzó en mi tienda unos huevos revueltos con tomate, hechos por la mujer de mi guardaparque". Algunos detalles de estas notas están llenos de patetismo, como saber que el mariscal Liñán había mandado hacer una cadena con un collar que decía "Yo soy Mina", con la intención de encadenarle a un cañón mientras durara su encierro, pero que al verlo llegar ordenó de inmediato destruir la cadena y sin querer enfrentarse a él, decidió que se alojara en la tienda de un oficial.
La Última Carta a su Padre.
Cuando en la mañana del día 11 de Noviembre llegó la confirmación de la orden del virrey de que se le fusilara de inmediato, Liñán fue incapaz de comunicárselo y encargó esta gestión al coronel Juan Orbegozo. Y añade: "Mina recibió la noticia con resignación, pidiendo que le diesen para confesar al capellán del Regimiento de Zaragoza y que los cazadores del mismo cuerpole hiciesen fuego para rematarlo". Continúa: "Pidió enseguida papel y tintero. Todo le fue concedido, y con una imperturbable calma escribió a su padre la siguiente carta:
" En la cumbre del Cerro del Bellaco, a las 12 de día 11 de Noviembre de 1817. En el reino de N.E. venerable padre mío:
Dentro de tres horas estaré en el mundo de la verdad: este es el tiempo que se me da para disponerme a morir cristianamente en manos de los soldados subordinados de Fernando, después de haber trabajado lo que toda la nación sabe para rescatarle la corona que en Bayona dejó a disposición de Napoleón Bonaparte: Padre mío no se olvide Vd de mí, y de que ésta será la última pesadumbre que le dará su hijo que lo ama.
Xavier Mina
Cerró su carta y la entregó a su confesor para que la remitiese a su padre con un pañuelo blanco empapado con sus últimas lágrimas".
Detalles de la Ejecución.
"Dadas las tres de la tarde, la guardia tomó las armas y se le avisó que ya era la hora de marchar para el patíbulo; tomó el St° Cristo con una mano y agarrándose con la otra del brazo de su confesor le dijo: "Paisano, al mal paso darle prisa" y emprendió la marcha exhortándose él mismo con mucha serenidad. Cuando se le dijo que se hincase para recibir la muerte, pidió permiso para despedirse de la tropa que estaba en las columnas que formaban el cuadro, las exhortó al cumplimiento de sus deberes y al hincarse se tapó la cara con sus manos y encargó a los soldados que tenían las armas preparadas para hacerle la descarga que no le hiciesen penar y apuntasen bien; así sucedió y cayó en el suelo sin vida, sentido con dolor de cuantos tuvimos el pesar de conocerle en tan angustiada situación, y se le dió sepultura en el mismo lugar que cayó muerto, pero después de algunos años de la emancipación de Nueva España fueron exhumados sus restos y conducidos a la Iglesia-Catedral de México".
El Cura y el Cirujano.
El historiador e insurgente Carlos María Bustamante, en su Cuadro Histórico de la Revolución Mexicana, contemporáneo y cronista de los mismos hechos, también insistió en la existencia de un sacerdote: el presbítero don Lucas Sáinz, capellán del primero de Zaragoza, "quién certificó que había muerto con tranqulidad, protestando la fe de sus padres y lisonjeándose de hacerlo en el seno de la iglesia católica".
El parte firmado por don Manuel Falcón, cirujano del primer batallón Americano, dice exactamente:
"Certifico que hoy día de la fecha, a las seis de la tarde, se me ha llamado para reconocer el cadáver del traidor Javier Mina , el que llevaba dos horas de fusilado, reconocido, encontré una herida grande en la cabeza, en el hueso occipital, quedando el dicho hueso completamente fracturado, pues las balas causantes de la citada fractura alieron por la boca, padeciendo ambas mandíbulas; otra herida en las espaldas causada por la misma arma hasta perforarle el pecho, cuyas heridas son físicamente mortales , como se verificó en dicho cadáver. Esta es la verdad, la que doy en el crestón del Bellaco, a once de Noviembre de 1817." Era una exigencia de confirmación solicitada por el virrey Apodaca y que el cirujano cumplió con exagerada profesionalidad.
La Carta de Liñán.
Una carta del mariscal Pascual de Liñán al virrey expresa cierto patetismo final cargado de ambigüedad: "Mina solo sintió se le diese la muerte de un traidor....de donde se deja conocer que su extravío fue más bien el efecto de una imaginación acalorada, que de perversidad de su corazón". Se dice que no quería fusilarlo, pero que tuvo que ceder ante la terca insistencia del virrey.
Quizás recordara Liñán que tres años antes, en el verano de 1814, Mina había sido el elegido por el ministro Lardizábal para mandar la expedición que finalmente le correspondió a él encabezar. Mina, según consta en su proclama de Soto la Marina (1817), escribió: "Ya no se pensaba sino en la subyugación de las provincias de ultramar y el ministro don Manuel de Lardizábal, no conociendo los sentimientos de mi corazón, me propuso el mando de una división contra México, como si la causa que defienden los americanos fuese distinta de la que exaltó a la gloria al pueblo español, como si mis principios me asemejaran a los egoístas que para oprobio nuestro son enviados a desolar la Ámerica, como si fuese nuevo el derecho que tiene el oprimido para resistir al opresor y como si estuviese calculado para verdugo de un pueblo inocente quien lamenta las cadenas que abruman a sus conciudadanos."
Disparos al aire en honor a los defensores del Fuerte del Sombrero, al fondo Cerro La Mesa de las Tablas. |
Un Agradecimiento y un saludo muy especial al Sr. Don Manuel Ortuño Martínez allá en Madrid y al Jefe de la Sección de Cierre de Diario de Navarra Don Germán Ulzurrun allá en Pamplona- Navarra, España.
mina wao
ResponderEliminaren verdad lo amo
apezarr de keeno era un mexicano
el es loque todos deveriamoz de ser
el es fuerza sus ideass siempre las siguio
jamazz jamazzz!!
se dejo yevar como todos lo hacemos
TODOS por que sino fuera aziii si no estuvieramoz
tan blokeados en el saver comunn.....
no despertamoz aun a nuestros ideales si no lo sseguimos
no somos nd maz que otro objeto ai que olvidarnos de las burlas de los ignorantes y seguir lo que creemos correcto PARA TODOS Y NO INDIVIDUALMENTE!
se que todos sentimoz esto solo que los valores la burla de los ignorantes y sobretodo la mala publicidad manipuladora y falza nos
matan las neuronaz y animoz pero ai que agarrarnosss de recuerdos como el de MINA para seguri adelante con nuestros ideales